Biden destruye un país y se va de vacaciones

El desastroso fracaso de Joe Biden en Afganistán se ha convertido en el momento Saigón de su administración.

UniVista TV WEB/ Por: Ronna McDaniel, Presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC)

Con una indiferencia asombrosa por las consecuencias de sus decisiones, Biden y sus despistados asesores iniciaron una retirada de ese país caótica y peligrosa. ¿El resultado?

Una calamidad total: el mundo ha visto imágenes desgarradoras de afganos abandonados aferrados a aviones estadounidenses, montones de armas americanas cayendo en manos de los talibanes y la bandera de los Estados Unidos siendo retirada sin ceremonias de nuestra propia embajada.

¿Dónde estaba Joe Biden cuando estalló esta crisis?

¿Dónde estaba Joe Biden cuando estalló esta crisis? Estaba de vacaciones en Camp David. Y cuando los periodistas, como era de esperar, se comunicaron con la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, para obtener información el 15 de agosto, recibieron una respuesta automática fuera de la oficina que les aconsejaba que dirigieran las preguntas a sus ayudantes.

Así es: en vísperas de la mayor crisis de política exterior de Estados Unidos en décadas, tanto su autor como su portavoz disfrutaban de un tiempo libre no tan merecido.

Biden dejó brevemente Camp David el lunes para presentar un discurso, haciendo valientemente el arduo viaje a Washington para una clase magistral de responsabilizar a otros y pasarles la culpa.

Biden quedó totalmente sorprendido por la escala de la crisis en Afganistán

Sus breves comentarios solo subrayaron lo que los estadounidenses ya podían ver con absoluta claridad: Biden quedó totalmente sorprendido por la escala de la crisis en Afganistán y se niega rotundamente a asumir cualquier responsabilidad por su creación.

Le tomó solo un par de minutos culpar al presidente Trump por el desastre. Luego pasó a culpar por la crisis al presidente de Afganistán, que tuvo que huir del país para salvar su vida, y al propio pueblo afgano, incluso cuando esos afganos no tienen más alternativa que aceptar un futuro de subyugación y ejecuciones extrajudiciales bajo el régimen de los talibanes. Biden también justificó su horrible toma de decisiones al declarar su oposición al envío de más tropas a Afganistán.

Esto fue el mismo día que acababa de enviar 7.000 soldados adicionales para tratar de detener la hemorragia en Kabul, significativamente más que los 2.500 soldados estacionados en Afganistán antes de que Biden creara esta crisis. Ha fallado en todos los aspectos de esta situación.

Inmediatamente, Biden dejó el podio dando la espalda y sin responder una sola pregunta de ninguno de los reporteros reunidos, y entonces hizo el viaje de regreso a Camp David para completar sus vacaciones.

Vale la pena mencionar que, en ese momento, más de 10,000 estadounidenses todavía estaban en Afganistán tratando de ponerse a salvo. Son ciudadanos americanos que están atrapados en un país ahora controlado por despiadados terroristas que odian a Estados Unidos, mientras Joe Biden estaba de vacaciones.

Su Casa Blanca envió una comunicación a esos estadounidenses varados diciéndoles que fueran al aeropuerto Hamid Karzai en Kabul para tener la oportunidad de ser evacuados, con la escalofriante advertencia de que “el gobierno de los Estados Unidos no puede garantizar su seguridad mientras realizan este viaje”.

Eso es inaceptable. Cuando Joe Biden asumió la presidencia, juró proteger la seguridad del pueblo estadounidense, quizás su obligación más sagrada como presidente.

Objetivamente, se ha quedado corto en cumplir esa promesa, y ni siquiera tiene la decencia y el valor para reconocer su fracaso e intentar resolverlo. Se esconde de las consecuencias de sus acciones. Recuerden que este es el hombre que dirigió una campaña presidencial desde la seguridad de su sótano, escondiéndose de los reporteros e incitando a los medios de comunicación a cuestionar su falta de acceso a la prensa.

En el contexto de las acciones pasadas de Biden, a lo largo de su medio siglo en cargos públicos, su comportamiento ahora no es del todo sorprendente. Pero eso no hace que esta abdicación del liderazgo sea menos decepcionante.

El desastre de Biden y su subsecuente ausencia de la vista del público constituyen un extremo irrespeto frente a los valientes soldados que por nosotros lucharon, ofrendaron su sangre y con demasiada frecuencia murieron en Afganistán.

Los hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas merecen nuestros mayores elogios y toda nuestra gratitud, hoy y todos los días. Ver a Biden debilitando sus sacrificios con una serie de decisiones increíblemente desastrosas debería ofender a todos los estadounidenses.

Nunca podremos pagar por completo la deuda que tenemos con nuestros valientes soldados y veteranos, pero podemos comenzar reconociendo la profundidad de su sacrificio en Afganistán, incluso si Biden no lo hace.

¿Qué debe estar pensando el resto del mundo? Estados Unidos abandonó Afganistán a su propia suerte y a un futuro bajo un gobierno terrorista, no puede proteger a su propia gente sobre el territorio de ese país y nuestro presidente no se encuentra por ningún lado.

Nuestros aliados están cuestionando nuestra confiabilidad y nuestros enemigos están regocijándose ante nuestra debilidad.

A pesar de la magnitud de su fracaso, eso, lamentablemente, no sorprende: Biden no tiene respuestas para las muchas preguntas que el mundo se hace. Es un líder débil, demasiado asustado para enfrentar las consecuencias de sus acciones. Los estadounidenses merecen algo mucho mejor.

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