Gobierno impone principales barreras para inversión en Cuba

Cuando un inversionista se pregunta cuáles son las verdaderas oportunidades que existen en Cuba para llevar a cabo un proyecto de inversión, tiene que poner su mirada en las dos grandes limitantes que hoy existen en la Isla.

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  1. Lo poco atractivo que es el mercado nacional por las barreras que el Gobierno impone con su bloqueo interno, tanto a los cubanos residentes en la Isla como a los residentes en el exterior, lo cual incluye limitaciones de tipo legal, la falta de seguridad jurídica, la intermediación del Estado para la contratación de mano de obra, y para decidir quién, en qué y cómo invierte. Además, debe tener en cuenta otros aspectos, como por ejemplo la propia centralización de la economía, la falta de liquidez, el endeudamiento o el no cumplimiento de los pagos.
  2. El embargo estadounidense y la activación del Título III de la ley Helms-Burton, reportó Diario de Cuba

Bloqueo interno y otras limitaciones por el gobierno

De los puntos mencionados, el primero es el de mayor peso. Es obvio que el bloqueo interno que mantiene el Gobierno cubano sobre sus propios ciudadanos para impedirles generar riqueza es la camisa de fuerza que ha mantenido por más de 60 años las oportunidades de inversión en la Isla en el eterno limbo del «no se puede».

El principal atractivo de cualquier país para atraer la inversión extranjera es el ambiente de libertad empresarial que pueda tener en su propio mercado, amparado por leyes que estimulen, protejan y promuevan el emprendimiento ciudadano.

A esto se sumaría el tener fuerza de trabajo calificada y oportunidades de desarrollo para cualquier proyecto o negocio en el mercado interno, que permita satisfacer la demanda de productos y servicios tanto de los ciudadanos como de las empresas.

Obviamente estas condiciones no existen hoy en Cuba. No han existido por seis décadas. La élite de poder ha concentrado en manos del Estado las estructuras productivas del país, ha subordinado la economía y las instituciones a la ideología y ha sometido a la población a un régimen de control, privándola de sus derechos de libertad, opinión, libre asociación y de generación de riqueza.

El embargo y el Titulo III de la Ley Helms-Burton del gobierno

El segundo punto expuesto al inicio de este texto ha estado condicionado a la renuencia del Gobierno cubano a negociar las reclamaciones de propiedades norteamericanas confiscadas.

En este sentido, perdieron dos magníficas oportunidades de negociar dichas reclamaciones, convertirlas en proyectos de inversión y cambiar de una vez el paradigma que ha regido las relaciones bilaterales con Washington por más de 60 años.

Una fue durante el mandato del presidente Obama, cuando se produjo el proceso de deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos; la otra, posteriormente, con el presidente Donald Trump.

Cuando el presidente Trump activó el Título III de la Ley Helms-Burton; el mercado cubano perdió automáticamente el poco atractivo que le quedaba, si es que alguna vez tuvo alguno.

Para los inversionistas que ya estaban inmersos en ese proceso, comenzó una verdadera pesadilla. Y para La Habana significó un apretón de cuello que ha estremecido sus cimientos.

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