
Miami, Florida – A medida que la carrera presidencial de Estados Unidos en 2024 se intensifica, la vicepresidenta Kamala Harris enfrenta una dura batalla para posicionarse como la favorita. Aunque lidera ligeramente en las encuestas nacionales, su ventaja es tenue y la competencia sigue siendo altamente reñida, con el expresidente Donald Trump ganando terreno de manera significativa.
Si bien Harris cuenta con una leve ventaja en los promedios de las encuestas, sus cifras no son alentadoras en comparación con la campaña de Hillary Clinton en 2016. Clinton lideraba a Trump por más de seis puntos antes de la elección, y aun así, Trump logró una sorpresiva victoria. En cambio, Harris apenas mantiene una ventaja de 1.5 puntos, un margen mucho más estrecho. Además, en los estados clave que suelen decidir el resultado de las elecciones presidenciales, la carrera está prácticamente empatada, con una diferencia mínima que deja el resultado final en el aire, dependiendo del nivel de participación y los cambios de última hora.
Para Trump, este escenario es favorable. Históricamente, ha superado las proyecciones de las encuestas en ambas campañas, tanto en 2016 como en 2020, logrando incluso superar expectativas en su intento fallido de reelección. Su capacidad para movilizar a su base, junto con el descontento persistente entre ciertos sectores del electorado, ha reforzado sus posibilidades.
Por otro lado, Harris ha centrado su campaña en un mensaje de renovación y cambio, con la esperanza de distanciarse de los retos que ha enfrentado la administración actual y posicionarse como una alternativa fresca. Con lemas como «pasa la página» y «no vamos hacia atrás», busca energizar a los votantes que desean un cambio respecto al pasado. A pesar de ser la vicepresidenta de Biden, Harris intenta proyectarse como una figura externa al sistema, alguien que puede inyectar nueva energía a Washington. Sin embargo, dado que tanto Trump como ella son figuras conocidas en la política nacional, no ha sido fácil convencer al electorado de esa narrativa.
La dinámica de esta elección es única, ya que Trump se postula como expresidente, una situación poco común en la política estadounidense moderna. Generalmente, las elecciones presidenciales son un referéndum sobre el partido en el poder, pero la candidatura de Trump confunde esa línea. Su dominio sobre la base republicana lo convierte en un oponente formidable, y su constante presencia en los medios asegura que siga siendo una figura relevante en la mente de los votantes.
Con la elección acercándose rápidamente, Harris tendrá que trabajar arduamente para convencer a los votantes indecisos de que su visión para el país representa el futuro. Por ahora, la carrera se está cerrando, y el camino de Trump hacia la Casa Blanca se vuelve más claro, dejando a ambos candidatos con mucho en juego.