Miami, Florida 11/11/2024 – Hoy, en el Día de los Veteranos, recordamos con gratitud y respeto a quienes, con valentía y honor, defendieron la libertad que hoy disfrutamos. Pero detrás de cada celebración y acto solemne, hay historias de sacrificio que a menudo quedan sin contar. Una de ellas es la de Tomás Rodríguez, un soldado anónimo que representa a miles de héroes caídos cuyos nombres, quizás, no están inscritos en monumentos ni grabados en nuestra memoria colectiva, pero cuyas acciones hablan por todos.
Tomás tenía 24 años cuando fue enviado al extranjero a servir en uno de los conflictos más complejos de su tiempo. Amaba la música, soñaba con abrir un taller de carpintería y construir guitarras, y tenía la esperanza de volver a casa para retomar esos sueños. Sus cartas a su familia siempre reflejaban su humor cálido y su amor profundo por su país. Sabía que su trabajo era proteger los valores y la paz de las futuras generaciones, una causa que abrazó con determinación, aunque eso significara renunciar a sus propios sueños.
En una noche de misión, Tomás y su unidad fueron emboscados. La batalla fue intensa, y aunque logró salvar a varios de sus compañeros, él no sobrevivió. Hoy, sus restos descansan en paz en un lugar que representa a todos aquellos que, como él, se sacrificaron por su patria. Su historia es la historia de miles de veteranos que no volvieron, pero cuyos sacrificios dejaron una huella imborrable.
Recordar a Tomás es recordar a todos los héroes que entregaron todo sin pedir nada a cambio. Este Día de los Veteranos, honremos su memoria no solo con flores o palabras, sino con la promesa de construir un mundo más justo y en paz, por el que lucharon y dieron sus vidas.