Ventas de garaje siguen aumentando en Cuba

Un fénomeno en Cuba que ha crecido en los últimos días ha sido las ventas de garaje y ponen en el plano la ley de la oferta y la demanda

UniVista TV Web

Las ventas de garaje, esa nueva y popular modalidad de comercialización privada autorizada por el Gobierno cubano hace apenas unos meses, dan la oportunidad a los cubanos de ganar una pequeña remuneración con las cosas que ya no quieren o necesitan. Allí se puede encontrar lo mismo ropa y zapatos que pequeños electrodomésticos, tomacorrientes, tornillo, productos de belleza, aretes, silicona, plantas ornamentales, y hasta artículos inservibles como una guía telefónica de antes de 1959.

Una cubana residente en Centro Habana, la que se ha vuelto cliente habitual para estos comercios, aseguró que “en Cuba todo es vendible porque no hay nada”.

Estas ventas han proliferado gracias a constituir una estupenda opción para que la población cubana común, esa que no cuenta con Moneda Libremente Convertible (MLC) para acceder a las tiendas estatales en divisas extranjeras, pueda abastecerse con productos que hace casi 2 años que no aparecen en el mercado en Pesos Cubanos (CUP) y que en el mercado negro salen por un pico. Reseñó CubaCute.

Las ventas de garaje ahora constituyen la alternativa más económica y cómoda para el cubano de a pie.

Iris, una vendedora que montó una de estas ventas, aseguró que ella es una de las tantísimas personas en Centro Habana que se está dedicando a vender sus cosas, pues así uno se deshace de los trastos y gana el suficiente dinero como para poder comer durante un período determinado de tiempo.

Contó que ella tiene la suerte de contar con un garaje, pero que en su barrio los vecinos plantan su venta en un pedazo de una escalera o en cualquier rinconcito disponible.

En realidad, las ventas de garaje existían desde el año 2013, cuando el Gobierno prohibió la comercialización de productos importados en tiendas privadas (las que se surtían de las llamadas “mulas”). Sin embargo, no fue hasta su autorización formal, en el pasado 20 de julio, que comenzaron a experimentar un verdadero auge en toda la isla.

Su aprobación gubernamental no fue más que una de las tantas concesiones que se vio obligado a realizar el oficialismo para calmar la tensión popular tras el estallido de los acontecimientos del 11J.

Las autoridades fijaron las condiciones para montar ventas de este tipo en que no se necesitaría licencia comercial ni estar dado de alta como trabajador por cuenta propia, pero sí se debería tramitar un permiso ante el Consejo de la Administración Municipal, por 50 CUP (un requisito que fue eliminado de la actualización de la norma unas semanas más tarde).

Los artículos a comercializar continuaron teniendo que ser de uso doméstico y personal (usados, seminuevos o nuevos) y que las transacciones debían montarse en áreas residenciales sin obstruir el tránsito peatonal o vial.

Continuó negada la reventa de productos adquiridos en el mercado racionado o en establecimientos en MLC, además de artículos de aseo y alimentos de cualquier tipo.

No obstante, la ley de la oferta y la demanda es algo contra lo que el Gobierno no puede luchar.

Iris afirmó que en la venta que montó con unas amigas y familiares se ha llegado a ofertar los productos de aseo que se venden por la libreta de abastecimiento y que presentan pésima calidad, y que los compradores han arrasado de igual forma con ellos porque la necesidad obliga a reorganizar las prioridades.

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