Madres okupas cubanas: Una realidad angustiante

Cinco madres okupas cubanas fueron desalojadas con sus nueve hijos, de un edificio vacío el pasado 14 de septiembre por parte de la policía en el municipio habanero de Playa.

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Este caso es uno de los centenares que hay en la isla, de madres okupas cubanas, que toman lugares abandonados con la esperanza de que las autoridades solucionen su falta de vivienda.

Pero la realidad angustiante es que dichas madres okupas, son desalojadas cada vez con más frecuencia y se mantienen sin hogar.

Después de ser desalojadas, un oficial vestido de civil nos escoltó hasta la parada y prácticamente nos obligó a subirnos a la guagua cuando llegó», contó a DIARIO DE CUBA, Deyanira Villavicencio.

«Nosotras fuimos y nos sentamos en la Plaza de la Revolución. Entonces llegaron unos cuantos policías y nos llevaron para Atención a la Población. Allí nos atendió María Cedeño», contó Liudnet Abad Borraz, otra de las madres okupas.

«Estuvimos ahí hasta por la noche, cuando nos llevaron para el Gobierno de Regla, donde nos dieron comida y refresco. Después nos trajeron para el albergue y se comprometieron a resolvernos nuestro problema», agregó Abad Borraz.

Madres okupa: Sin lugar donde estar

Esta cubana vive en difíciles condiciones en el albergue, en un cuarto que es del abuelo de su hijo, con quien tiene problemas de convivencia. «Estamos esperando a ver si resuelvo mi problema, pues no tengo donde estar».

«Mi niño nació aquí y nunca ha tenido nada. Me prometieron que ese mismo día me iban a poner al niño en la libreta (de racionamiento) para que pudiera coger su canasta básica. Lo que le den a mí me hace falta, porque no lo tengo», afirmó esta madre.

Al día siguiente de la protesta de estas madres, se presentaron en los albergues técnicos de Vivienda y funcionarios del Gobierno municipal de Regla.

A donde pertenecen los albergues, aunque están reparto Bahía, de la Habana del Este.

«Ahora me dicen que va a subir el caso a la provincia, y que cuando ellos me avisen me van a dar los mandados. Entonces se forma la corredera porque, supuestamente, no puede haber menores sin coger canasta básica, y aquí en el albergue hay menores que no cogen canasta básica por el mal trabajo que está haciendo Vivienda», dijo Abad Borraz refiriéndose a los productos que vende el Gobierno a través del sistema de racionamiento.

«Esta gente vino básicamente a vernos a nosotras que fuimos las que protestamos, pero cuando los demás albergados se enteraron, también les fueron a plantear sus problemas», añadió.

En medio de las malas condiciones de vida que presenta el albergue, estas madres junto a sus vecinos, que suman aproximadamente de 800 personas, esperan que las instituciones competentes les otorguen un hogar y los saquen de esa llamada «comunidad de tránsito.

Con información de Diario de Cuba