Tiendas de barrio: compra obligada agrava escasez en Cuba

El que los cubanos tengan la obligación de comprar solo en las tiendas que le indiquen, ha traído un verdadero dolor de cabeza. Muchos cubanos apenas pueden comprar algo para comer y pareciera que va a pasar lo mismo durante largo tiempo. Las quejas abundan. Muchas de los comercios de barrio apenas reciben unos pocos suministros.

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Esta medida comenzó en la Plaza de Carlos III. Luego, el régimen la extendió, desde el pasado 21 de abril a toda La Habana. Los nefastos efectos de la disposición eran previsibles y muchos los temían. El efecto resulta devastador en la periferia de la capital. Los lugares más apartados como Cotorro o Luyanó; apenas cuentan con unas pocas tiendas para toda la población. Por esto, sus residentes no alcanzan a comprar lo que les corresponde por la libreta de racionamiento.

imagne de referencia desde ADN CUBA

Los lugares más apartados cuentan apenas con pocas tiendas para la población. Por esto, sus residentes no pueden comprar lo que necesitan.

Relata una vecina de Luyanó al medio independiente 14ymedio, que en la tienda de la calle Melones; «recogieron 30 libretas, una parte de impedidos físicos y, ya, se acabó el pollo». Frente al comercio, un local diminuto, debe atender a una población que necesitaría unas diez bodegas por lo menos; para cubrir medianamente sus necesidades.»La gente anda sentada en los quicios, por las esquinas, porque no tienen qué comer en la casa», lamenta la vecina.

Para colmo de males, los encargados del control de las filas en las tiendas para comprar productos salieron cargados de productos una vez que indicaron que no había existencias de los mismos. El enfado entre los que estaban en la cola fue grande, pero no pudo detener el abuso de los funcionarios. La vecina describe el abuso de autoridad: «Vieras cómo llevaban los brazos, doblados así por el peso».

Tiendas de barrio: compra obligada agrava escasez en Cuba
La tienda de la calle Melones / Captura desde 14ymedio

El regreso de la municipalización de las ventas de comestibles ha traído más escasez y más problemas.  Las filas alrededor de las tiendas y los contenedores han crecido. También las peleas e irregularidades que denuncian en vano los consumidores. Las irregularidades más comunes: el desvío de recursos para la reventa informal y el privilegio del que gozan amigos y familiares de los empleados para comprar sin tener que hacer las inmensas colas.

Fuente: 14ymedio. l

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