Régimen castrista despliega todo su entramado represivo

Un artículo describe el entramado de represión que el régimen castrista desplegó para sofocar la convocatoria a la marcha pacífica por el cambio.

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El pasado 15 de noviembre pasado la orden en el municipio villaclareño de Remedios, por cuya demarcación el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, zar de GAESA, es diputado a la Asamblea Nacional cubana, fue que «no se podía mover ni un pelo».

Testigos presenciales de los acontecimientos que accedieron a hablar bajo condición de anonimato dejan en evidencia cómo fue pensada y ejecutada la oleada represiva en todo el país para evitar la Marcha Cívica por el Cambio convocada por la plataforma Archipiélago, reportó Diario las Américas.

Régimen castrista represivo

A pesar de que el régimen aseguró que la Marcha no ocurrió porque no tuvo apoyo popular, la realidad es bien diferente.

En Remedios, como en otras tantas ciudades cubanas, casi nadie salió a las calles a manifestarse. De acuerdo con Fernando, remediano de 49 años y padre de tres hijos, los pobladores del lugar «están poseídos por el terror y eso lo sabe la Policía. El miedo se puso de manifiesto desde que Abel, el exdelegado del Ministerio del Interior conocido como «Pelo Pincho», actualmente destituido y preso por corrupción, se hizo dueño de las calles, acabando con cuanta iniciativa y comercio privado surgía para subsistir».

«Infinidad de jóvenes sin trabajo ni esperanzas tuvieron que irse del país o del pueblo porque no les dejaban emprender, haciendo estados de peligrosidad falsos e instruyendo juicios por delitos de desacato con la complicidad de jefes de sectores y de funcionarios del Partido Comunista y del Gobierno del más alto nivel municipal. Estos últimos le temían, porque se hizo con el control y la información de todo lo ilegal que ellos mismos hacían en la ciudad, así que los tenía chantajeados».

Quejas del régimen castrista

De acuerdo con Fernando, durante el período en que el funcionario estuvo al mando «los anónimos contra él llovían, pero ninguna madre, delegado de circunscripción o autoridad se atrevía a enfrentarlo públicamente, pues era evidente que gozaba de impunidad».

Tanto Remedios como Placetas son las poblaciones más envejecidas de toda Villa Clara y de Cuba. «Cada vez hay menos jóvenes y son estos los que menos tienen que perder. La mayoría de la población restante tiene descendencia que alimentar y caer preso por cuestiones de política no es un riesgo que todos están dispuestos a asumir», refiere el remediano.

Pero la cárcel no es el único peligro, asegura, «sino el daño que le hacen a tu familia al impedirle estudiar lo que un hijo desea o trabajar como dependiente de un hotel en los cayos pertenecientes al MINFAR, por ejemplo. Ser el padre o amigo de un contrarrevolucionario es un problema. El encarcelamiento de jóvenes huelguistas y manifestantes en La Habana era noticia notoria antes del 11 de julio y ello impidió el levantamiento popular».

El propio Fernando le exigió a su hijo mayor y a sus sobrinos que no salieran a las calles el 15N, pues ni él ni sus hermanos podían darse el lujo de perder el trabajo ni de gestionar los recursos para asistirlos en prisión.

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